La YMCA es una de las más antiguas y extendidas organizaciones internacionales de base comunitaria. Fue creada en Inglaterra en 1844 y en el presente nuclea más de 60 millones de personas en 120 países. Su nombre internacional proviene de la sigla Young Men’s Christian Association (Asociación Cristiana de Jóvenes).

Se estableció en Argentina en 1902 conformando hoy una comunidad de más de 13.000 personas entre líderes, integrantes del voluntariado, de la membresía, estudiantes de todos los niveles educativos, participantes en actividades y equipo de trabajo. 

Se define como una entidad laica, ecuménica, interreligiosa, inclusiva, plural y plenamente autónoma. No depende política ni económicamente del Estado, de otras organizaciones, credos, empresas o particulares. Ejerciendo su rol de actora de la sociedad civil mantiene sustantivas relaciones con todos esos sectores.

Su misión es contribuir con el desarrollo de sociedades que se organicen en torno a los valores de justicia, paz, amor y solidaridad. En ese marco, su compromiso esencial consiste en el empoderamiento de las y los jóvenes para que desempeñen roles activos en la configuración social, liderando respuestas a los retos, presentes y futuros, de su generación. 

La acción cotidiana de la institución se organiza sobre cuatro pilares, cada uno de los cuales tiene su propio marco referencial: Mundo Justo, Bienestar Comunitario, Planeta Sustentable y Trabajo Significativo.

El ecumenismo en YMCA se expresa por medio de la convivencia de cristianos y cristianas de diferentes tradiciones que trabajan por una unidad fraterna y respetuosa. La institución, particularmente en algunas partes del mundo, incluyendo la Argentina, participa activamente del diálogo interreligioso, buscando parámetros para la convivencia creativa, el conocimiento mutuo y el descubrimiento de puntos de encuentro. También este proceso tiende a establecer cooperación en asuntos referidos a lo social, económico, político y cultural en los cuales puedan darse coincidencias que no contradigan las propias identidades. Son estrechas las relaciones con las comunidades judía e islámica como parte parte de la impronta plural y abierta de la institución.