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HISTORIA DE LA YMCA

Etapa fundacional: “Londres del 1800 y la Revolución Industrial”

Durante el siglo XIX, la Revolución Industrial produjo grandes cambios en la matriz económico-social de Inglaterra. Las máquinas conquistaron actividades antes realizadas artesanalmente. Las faenas rurales perdieron preeminencia frente a las modernas industrias. Gran cantidad de población rural se trasladó a las ciudades en busca de mejores condiciones de vida. El éxodo masivo hacia lugares que no estaban preparados para recibirlo provocó lo contrario a lo deseado por sus protagonistas: terribles condiciones de vida por falta de alojamiento, alimentos, higiene y protección de la salud. Se acentuaron las ya significativas diferencias entre ricos y pobres.

Las condiciones a la que fueron sometidas las poblaciones urbanas produjeron debilitamientos en aspectos morales, estilos de vida y comportamiento sociales. En este marco tuvo origen la “Young Men’s Christian Association” o simplemente LA YMCA, como es mundialmente conocida la Asociación Cristiana de Jóvenes.

Corría el año 1844 cuando un grupo de jóvenes trabajadores de una tienda, liderados por George Williams, comenzaron a reunirse en una de las sencillas habitaciones del albergue que la empresa les proporcionaba en la planta alta del establecimiento. Su objetivo inicial era simple: resistir a la desesperanza mediante el mutuo acompañamiento y contención. Se juntaban a orar y reflexionar sobre textos bíblicos y otras lecturas edificantes. Una característica especial de este grupo era que sus integrantes pertenecían a varias de las denominaciones cristianas presentes en el Londres de entonces dando lugar a una de las primeras expresiones ecuménicas de la historia.

El 6 de junio de 1844 es la fecha fundacional de la YMCA. El recibimiento de la idea asociacionista fue considerado excelente por sus dirigentes. Relata la historia que en solo cinco meses se habían afiliado más de setenta miembros haciendo necesario alquilar el primer local. En los primeros años, a las actividades mencionadas se sumaron ciclos de conferencias, una biblioteca y reuniones organizadas en fomento de la camaradería. El liderazgo fue voluntario en el origen, pero muy pronto, ya con un lugar físico en donde transcurrían las actividades, se hizo necesaria la contratación de una persona que pudiera hacerse cargo de la organización en tiempo completo. Así nació el liderato profesional, vigente hasta nuestros días.

1855: Primer Consejo Mundial de YMCA: «Para que todos sean uno»

La Revolución Industrial multiplicó la producción a niveles nunca antes vistos. En un contexto de salarios magros y consecuentes mercados internos pequeños era importante ampliar los mercados externos. Es así que Inglaterra desarrolló su conocido esquema colonial y desplegó su influencia en todo el globo.

La YMCA surfeó sobre esa corriente expansiva global estableciéndose pronto en más de 13 países. En 1851 se realizó en Londres la Exposición Universal que tuvo resonancia en aspectos industriales, artísticos, culturales y otras áreas de interés. El grupo de la YMCA de Londres aprovechó creativamente la oportunidad dando a conocer sus ideas a jóvenes de Estados Unidos, Australia y otras regiones del mundo.

En 1855 se llevó a cabo en París el Primer Consejo Mundial de YMCA. Una reunión a la que concurrieron jóvenes de Alemania, Bélgica, Canadá, Escocia, Estados Unidos, Francia, Holanda, Inglaterra y Suiza. Ese primer encuentro dejó dos frutos fundamentales para el desarrollo futuro de la organización. Se redactó la “Base de París” que precisa la Misión de la YMCA identificándola hasta el presente y se creó la “Alianza Mundial” que la representa en el mundo internacional y tiene el fin de contribuir a su expansión, a mejorar las comunicaciones y a desarrollar la dimensión internacional. La Alianza Mundial (World YMCA) tiene sede en Ginebra desde 1878, y actualmente reúne movimientos de 120 países que congregan a 60 millones de miembros.

La YMCA de la América Anglosajona: «La YMCA cruza el océano»

En 1851 la YMCA llega a Canadá y al poco tiempo a los Estados Unidos de América. Un país en expansión económica y territorial representaba un contexto diferente al de los fundadores londinenses. Se vivía la época de posguerra civil entre el norte y el sur, dando comienzo a la Norteamérica capitalista, con promesas de tierras, prosperidad y libertad, atrayendo inmigrantes de todo el mundo.

Dentro de este clima la YMCA norteamericana logró una combinación de liderato, organización y programa que consiguieron su crecimiento en corto plazo y en pocos años llegó a casi toda ciudad importante y muchos pueblos de los Estados Unidos. Su programa se orientó al desarrollo integral de la persona entendida en espíritu, mente y cuerpo. Potenció la actividad física dando origen al programa de salud integral de la Institución. Data de esta época el símbolo del triángulo equilátero que forma parte del logo de muchas YMCA en el mundo: la parte superior lleva la palabra “Alma” y sus laterales “Mente” y “Cuerpo”. Una síntesis de ese momento se puede leer en las palabras de Henry Beecher, líder de la época: “Debe haber gimnasios y buenas canchas de bolos en conexión con salas de lectura en cada barrio de la ciudad bajo una dirección juiciosa, donde por una pequeña tarifa cada joven pueda encontrar una variedad de ejercicios unidos a un buen ambiente sin las tentaciones que rodean las plazas y bares de la ciudad, lejos de los billares y juegos. Parece sorprendente que habiendo tantas asociaciones de jóvenes organizadas cuyo principal problema es encontrar algo para hacer, que no haya alguna Asociación Cristiana que encare esta importante reforma y ofrezca a los jóvenes de nuestras ciudades los medios del vigor físico y la salud separados de las tentaciones y el vicio.”  

1902: La YMCA llega a la Argentina: «Los comienzos del primer centenario»

El 6 de mayo de 1902 se funda la Asociación Cristiana de Jóvenes de Buenos Aires. El comienzo de nuestra YMCA es en ciertos aspectos similar al vivido en los Estados Unidos de Norteamérica. La Argentina estaba próxima a completar su primer siglo de vida y la generación del ’80 había gestado y puesto en marcha un proyecto de nación con ciertos trazos europeos y gran cantidad de inmigrantes que buscaban mejorar su vida. La llegada a la Argentina no fue solitaria en América del Sur, pocos años antes se había fundado en Río de Janeiro, Brasil, una ACM (Asociaçao Cristá da Moços).

La YMCA de Argentina trajo al país nuevos métodos y nuevos vientos. Entre muchas otras cosas, contribuyó al desarrollo de la estructura deportiva nacional, introdujo el básquetbol y el vóleibol (ambos creados por la YMCA en EE. UU.), incorporó los campamentos como actividad educativa (desde la Argentina fue impulsora de esta herramienta que luego se expandió por toda América Latina), desarrolló el trabajo sistemático con estudiantes, creó una YMCA para estudiantes universitarios, introdujo las celebraciones del «Día de la madre» y el «Día del Padre», cobijó los primeros años de movimiento scout argentino y fue pionera en el país en cursos de salvamento.

Con el correr de los años creció el número de miembros en general y de asociados en particular. Sus instalaciones se fueron adaptando a esos cambios. Pasó de una pequeña oficina en un edificio cercano a la Plaza de Mayo a la hoy conocida sede de calle Reconquista, ocupando primero durante algunos años una casa alquilada en el barrio de Monserrat y luego su primer edificio propio en Paseo Colón 161, integrado al edificio Railway. Se extendió a las localidades de Sierra de la Ventana, Monte Hermoso, Escobar, La Matanza, Avellaneda y Bahía Blanca, en la provincia de Buenos Aires, Bariloche, en Río Negro, Rosario, en Santa Fe y Concordia en Entre Ríos. Los programas y servicios se fueron actualizando y adaptando a las diferentes necesidades y realidades del país. Amplió la mirada sobre sí misma y se aplicó con énfasis al desarrollo de liderazgo y la formación en valores, a la educación formal y no formal, el turismo y la cultura. En el campo educativo promueve la calidad, en especial para los sectores más vulnerables de la sociedad. La Institución ha completado su circuito de educación formal con la puesta en marcha del Instituto Universitario YMCA. La YMCA de Argentina es una entidad laica, absolutamente plural en todos los campos y con la firme vocación de ser un espacio de encuentro.